La #pandemia ha dejado profundos aprendizajes en diferentes esferas y, por supuesto que la organizacional no es la excepción. La #emergenciasanitaria global ha revelado nuevas formas de colaboración y de organización que suponen nuevos desafíos para los estilos de #liderazgo, la #culturaorganizacional y la forma en la que percibíamos el mundo laboral.

Si bien es cierto que durante 2020 la capacidad de adaptación fue el eje de la continuidad de los negocios, también es cierto que la flexibilidad y la gestión del cambio abrieron nuevos horizontes de desarrollo. La gestión empresarial se transformó de forma acelerada y las ventanas de oportunidad se abrieron para aquellas empresas con capacidad de reinventarse.y de hacer un #mindsetreset.

Aunque aún no vemos el inicio de la era post-pandemia, tenemos una certeza: la reactivación económica no puede esperar. Las #empresasresilientes serán más exitosas que aquellas que no logren incorporar esquemas flexibles, híbridos y dinámicos de trabajo; que se adapten a las nuevas necesidades, habilidades y estilos de vida producto de los meses interminables de confinamiento y restricción.

Estos esquemas laborales resilientes, deben apuntar no sólo a la consolidación de una nueva #culturaorganizacional, sino al #florecimientohumano. Aprovechando el gran salto tecnológico apoyado en procesos de #transformacióndigital, el #liderazgopositivo debe ser capaz de propiciar ambientes organizacionales de bienestar que promuevan el desarrollo personal y profesional del talento en los equipos de trabajo y al mismo tiempo, fortalecer los procesos internos.

Hoy, la #gestióndelcambio no se trata solo de implementar nuevos procesos, ni se trata de calificar como bueno el trabajo presencial o como malo el trabajo desde casa (o viceversa); se trata de flexibilizar los esquemas laborales, de propiciar la coexistencia de varios esquemas siempre poniendo en el centro al talento y sus necesidades básicas de desarrollo y estabilidad.